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Este libro lo escribió antes que ‘Trading in the Zone’, por lo que podría parecer una especie de ‘La disciplina del inversor 2.0’, ya que muchas de las ideas y ejemplos que aparecen en el primero, son mejorados y ampliados en el segundo.
En primer lugar recomendaría leerlos por orden de escritura. Si se carece del tiempo y ganas, entonces leer sólo ‘Trading in the Zone’.

Un aspecto importante es la traducción al español, cortesía de algún traductor automático enemigo de la RAE. Después de 140 páginas tendré que volver a primaria para que me enseñen a hablar de nuevo. Al principio desespera, pero después se tolera.

Centrándome en ‘La disciplina del inversor’, Mark Douglas explica la piedra angular de su pensamiento: DISCIPLINA-CONFIANZA-OBJETIVIDAD-AUSENCIA DE MIEDO.
Al mercado no le importa si tenemos razón ni tampoco comete errores, por lo que hay que obrar recíprocamente con él, primero como observadores en busca de oportunidades y luego como participantes.
Gran parte de sus obras giran en torno al miedo y lo que lo causa. El miedo es el peor enemigo, la avaricia lo favorece porque distorsiona la realidad que percibimos, dándonos cuenta solamente de la información que satisface nuestras expectativas.
Aceptar el riesgo es la mejor manera de limitar el miedo. Este control no se demuestra con la colocación de un Stop-loss en cada operación. Resulta muy útil leer estos capítulos. Cuenta con ejemplos que nos ayudarán a ver la diferencia.
La disciplina es la meta final que conlleva asociado el beneficio económico (y no al revés).
La primera parte del libro trata de explicarnos la naturaleza del ambiente en el que se negocia desde una perspectiva psicológica y sus diferencias con el mundo ‘real’ al que estamos acostumbrados.
Sin un sistema estricto de reglas, nuestro comportamiento es impredecible, y nuestra relación con el mercado, ‘misteriosa’. De esta forma se facilita el poder culparlo cuando se lleve todo el dinero. Desarrolla bastante bien los pasos necesarios para mantener una actitud férrea y que, a la vez, permita sentirnos cómodos psicológicamente con ella.
La segunda parte del libro intenta ayudarnos a identificar exactamente que cambios mentales necesitamos para funcionar con éxito y como efectuarlos.
Somos Mesías en el desierto, tentados continuamente. Y es por ello que en el trading tenemos que hacer las reglas del juego y tener la disciplina para seguirlas pese a que los movimientos del mercado nos tientan continuamente para que seamos flexibles con las normas. Para ello, Douglas ofrece un proceso paso a paso para adaptarnos, de forma efectiva, al ambiente del mercado, permitiéndonos identificar y manipular nuestras creencias con el único fin de ser consistentes y consecuentes con nuestras metas.
Según el autor, las ventajas que obtendremos de aprender a manejar la energía mental son muy amplias: Mayor seguridad y confianza, mayor satisfacción, mayor intuición y mayor sabiduría. Por mucho menos Caín mató a su hermano.
Ampliamente describe la importancia de aprender a percibir el mercado de forma objetiva, y para conseguirlo nos enseña a reconocer la variedad de miedos sutiles que destruyen nuestra capacidad objetiva de forma inconsciente.
Algo que me llamó poderosamente la atención fue la afirmación: ‘Cada trader tiene lo que se merece’. Tanta falta de compasión me sorprendió. Pero el argumento es contundente, ya que cada operador entra y sale de una operación cuando quiere en función de lo que cree saber, según sus propias reglas o ausencia de ellas. Solamente YO soy responsable.
Según avanza hacia el final, nos explica que hay tras el comportamiento colectivo de los traders (el cual se refleja en el precio) para poder anticipar cual será el próximo movimiento más probable tras ciertas circunstancias y condiciones. El resultado serán los puntos de referencia (soportes y resistencias, máximos y mínimos, líneas de tendencia…).
Para terminar, enumera y desarrolla cuales son los pasos necesarios para alcanzar el éxito, los cuales rotan alrededor de la disciplina.

Tipo: Psicología.
En resumen: Es recomendable, aunque mucho más y mejor ‘Trading in the Zone’.
Lo que más me ha gustado: Su pesimismo en ocasiones. Es un autor que, o bien parece que quiere desanimarnos a participar tras la gigantesca montaña de dificultades que nos narra antes de alcanzar el éxito, o bien es de los poco que nos prepara realmente para lo que nos vamos a encontrar. He experimentado gran parte de sus advertencias, por lo que asevero que es de los pocos que nos advierte y nos puede ayudar a estar preparados psicológicamente para el trading.
Lo que menos me ha gustado: La traducción automática ensombrece cualquier deficiencia que queramos achacar a Douglas. Se hará muy repetitivo si se ha leído antes ‘Trading in the Zone’, y ‘Trading in the Zone’ se hará muy repetitivo si se ha leído este.
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